Esta sección viene dada en consecución de nuestra primera publicación de nuestro archivo fotográfico, fotos recónditas de un tiempo recóndito, con el único fin de ampliar los horizontes establecidos, tratando de indagar en las costumbres bebedoras dipsomaníacas de aquellos maravillosos años donde el Jazz y el Glamour formaban un todo... aportando variedad de modales, acaparando la esencia primaria y amigable del talento de las armonías afro, respondiendo a la comercialización en demasía del genero New Yorkino, cuna indiscutible de la música bruno por naturaleza.
Sus maravillosas melodías como cenit puntual arraigadas en las grandes autorías de sabios “mercaderes de lo improviso”, recabando en el glamour procedente de los míticos “Club Sociales” tras el saxo ladeado, como tótem de identidad, rico acervo de cultura en sus aposentos, constituidos de multitud beoda en una apostura versada, gran perceptores del talentoso hedonismo emergente entre un océano de ron, tras los fallidos intentos de pureza confiscada…
y si nos introducimos en cuantía hacia esta “moviola de acritud”, pereceremos en el intento fortuito de nuestro acoplo, tras observar el cine constituyente en tiempos moderados, donde aquel “elixir de lo Epicuro” tras bambalinas, hacían sus halagos de costumbres recatadas y persuasivas, promulgo de las incurias, desdichas insólitas de personajes insólitos, eran el auspicio consolador de trayectorias perfiladas en notables y sumisas correrías del tiempo… reglados a la labor de “negritos” contentando a “pálidos-blanquitos” en largas noches de desenfreno, tabaco y pasión… en séquito de mujeres fatales y arrogantes galanes con exceso de brillantina ondulada que tras descifrar la contraseña accedían al elíseo clandestino, saturnales y humaredas de fruición frente al anexo audaz hedonismo parisino. Todo ello era parapetado entre victimas de terror y desconsuelo emergente de una sociedad disgregada en acciones profanas, lejanías promiscuas de íntegra labor en pleno receso esperanzador hacia un estado de "consumo", el placer liderado por emergentes Flappers y Dandys liberales de dudosa reputación.
Instaurados como la “Belle Epoque” o "Locos Años 20" deseosos de la libertad propuesta milenaria, alarde ocasional de sensaciones permisivas abiertas entre templanzas carnales e indelebles existencias de la razón constituida como “belleza contingente” en el rápido augurio de la seducción.
Cafés, avenidas, cabarets, todo cobraba vida tras la entrada de los mercantes "legendarios" interpretes visionarios de un nuevo canje de utopías rechazables, armonías del movimiento obsceno, actos pornográficos aludidos para la ocasión... tras el ritmo negro, afloraba una juventud "deseosa" de acciones descuidadas, la generación de la diversión, potencia portentosa en el eslogan "hazlo aquí y ahora sucesos de Rápida satisfacción", sin pensar en remedios futuros, alejándose lentamente de la tardía y malévola población mayoritaria del fanatismo represivo concupiscente.
Es en este instante el hot como dogma existencial, "vivir alocadamente" en secuencia de los ancestros avecinados en la gran manzana… alargándose la autoría de sus cercanos, innovando en cúmulos oriundos, pastizales de derrochado talento, vetusto de complacencia calmada, explosionando tras el desplomo de las grandes superficies sociales, como intentos de autocomplacencia colectiva.
Sergio Alexis Bujez Fernández
jueves, 20 de abril de 2017
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